RECETARIO 19
Carlos Ruiz Venegas
El traído y llevado 58
Mucha tinta ha corrido sobre la necesidad de modificar el Artículo 58 de la Constitución del Estado para que los no nacidos en el mismo tengan derecho a ser elegidos para el cargo de Gobernador, y después de varios años de discusiones e intentos por parte de sus promotores, se ha venido imponiendo el regionalismo. Se ha llegado al análisis de conceptos como ciudadanía morelense y supremacía constitucional, con lo que se da pauta a discusiones estériles y puntos de vista de expertos en derecho constitucional que están a favor o en contra de llevar a cabo tal modificación, y digo estériles porque no debemos dejar pasar que en la mayoría de los casos, los cambios que se dieron en el pasado en nuestra constitución local, como en muchos otros estados de la república, se dieron sin el consenso del pueblo y por los intereses de quienes gobernaban en ese momento y con afanes caciquiles para seguir influyendo en la vida política del Estado. Los gobiernos del cambio no son la excepción y están a favor de lo que les conviene en las leyes que heredaron de sus antecesores a quienes detractaron, como es el caso de los aguinaldos, pero están en contra de los cambios a las mismas cuando afectan a sus intereses particulares o de grupo; naturaleza humana al fin de cuentas.
Todo mundo habla de democracia, pero pocos trabajan para que ésta realmente se dé. En un mundo globalizado y abierto, con ejemplos de barreras derrumbadas como en la Unión Europea, Morelos no puede seguir viviendo en el pasado. Por su cercanía con la ciudad más grande del mundo y por los intereses económicos asentados, nuestro estado no puede estar en una caja de cristal, cerrado a los cambios que pueden impulsar su desarrollo. Si entendemos que democracia es el predominio del pueblo en el gobierno político de una nación o estado, dejemos que sea la voz del pueblo la que opine sobre la necesidad de reformar no solo el artículo relativo a los requisitos para ser gobernador, sino a todos aquellos que se requieren para alcanzar su bienestar. La historia y el pueblo ha juzgado a los gobiernos que hemos tenido, y ha calificado a algunos de ellos encabezados por morelenses como catastróficos, y por el contrario, a otros como buenos cuyo titular no nació aquí, y no es que hayan hecho algo espectacular, sino que lo hicieron menos mal.
Nacer en determinado lugar no es garantía de compromiso. Nacer en determinado lugar en muchos casos es accidente, ya sea porque la cabeza de familia por necesidades de su trabajo es enviado fuera del lugar de origen y tiene que aceptar, ya sea porque representa una promoción o porque no le queda de otra para sostenerla. En pocas palabras, uno no escoge donde nacer, y parafraseando al poeta chiapaneco y escritor, Jaime Sabines, uno es de donde son sus hijos y donde están sus muertos; eres del lugar que escogiste para vivir, tener y educar a tus hijos, donde compras o construyes tu hogar, donde tienes tu negocio y tu fuente principal de ingresos, donde pagas impuestos, creas fuentes de trabajo, aportas a tu comunidad tu tiempo en beneficio de la misma desde diferentes cargos cívicos o de responsabilidad oficial, y donde entierras a tus seres queridos, sólo por citar algunos casos. Luego entonces, ¿por qué no puedes aspirar a gobernar el estado?
Si a lo anterior estimado lector, lectora, tenemos que el 40% de electores que conforman el padrón electoral no es oriundo de Morelos, que si pueden votar para elegir gobernador pero no pueden ser votados para el mismo cargo, estamos ante un caso de injusticia y antidemocracia. Morelos es cosmopolita, nos guste o no. Pero aún hay más: Sólo tres estados tienen el arcaico concepto de que los ahí nacidos pueden gobernar a su estado, y son Chiapas, Campeche y Morelos. Todos miran hacia el sur, donde hay rezagos de toda índole y los derechos ciudadanos no son la excepción. En un reciente análisis de las constituciones locales de todos los estados, los restantes 29 establecen como requisito ser mexicano y con años de residencia efectiva antes de la elección y que fluctúan de los tres a doce años, siendo el común denominador cinco años de residencia efectiva. Puebla, que tiene una sociedad conservadora, no cuenta con requisito de residencia efectiva.
La Constitución de Morelos establece como requisito para ser gobernador, además de ser nativo del lugar, tener mínimo 35 años y una residencia de un año previo a la elección. De esta manera, un nativo de Morelos que por ejemplo tenga 50 años de edad, solo necesita haber vivido un año en Morelos, y aunque haya pasado los restantes 49 en otro lugar, si puede aspirar a ser gobernador, aunque no haya hecho nada por él. ¿No es esto injusto y antidemocrático? Lo curioso, por no llamarlo de otra manera, el Capítulo Tercero de nuestra Constitución establece la definición de los morelenses, y en su Artículo Once consigna que “son morelenses por residencia los originarios de otras entidades federativas mexicanas que residan habitualmente en el estado por más de cinco años ....” En pocas palabras, para unos derechos y obligaciones establecidos en la Constitución local los no nacidos aquí son morelenses, pero para aspirar a la gubernatura no lo son. Por eso el universo de aspirantes se reduce, cuando hay hombres y mujeres con capacidad para gobernar a nuestro estado pero que tienen la limitación de no ser nativos, y nos condenamos a que personas sin ninguna calidad moral, profesional y sin los atributos que requiere la investidura, decidan sobre el diario acontecer estatal.
RECOMENDACIÓN DEMOCRÁTICA-
Nuestros representantes populares, léase diputados, deben impulsar las reformas constitucionales que impiden un sano desarrollo democrático, debido a que los tiempos lo demandan y que los derechos y obligaciones sean equitativos. Ya nuestra Carta Magna protege a los no nacidos en Morelos para que puedan ser elegidos a un cargo de representación popular. Pueden establecerse requisitos de residencia y participación en la vida estatal para que Morelos no se pierda de contar con gobernantes a la altura, que no les tiemble la mano porque algunos de sus enemigos o posibles contendientes puedan aspirar al cargo y que por la limitación de no ser nativos no cuentan con la misma oportunidad. Dejen que el pueblo decida si cuentan o no con los atributos necesarios. Con lo que si no estoy de acuerdo es que se reduzca la edad a menos de 35 años, y no porque tenga dedicatoria, ya que está demostrado que debido a las características personales e inmadurez propias de la edad, los jóvenes no están preparados para asumir tan delicadas responsabilidades que demanda el cargo, mas aún cuando ya lo han demostrado en cargos de menor envergadura.
CARLOS RUIZ VENEGAS
CARLOS RUIZ VENEGAS
TT: @DONVITO11 doncarlosruiz@hotmail.com
Versión original : 14 de Marzo de 2005
Actualizado : 31 de Marzo de 2011
PD.- Además de las heces fecales de los perros callejeros, los animales de ciudadanos que incluso viven en fraccionamientos residenciales contribuyen con el problema, mostrando su falta de civismo. Lo que tuve que poner en mi pared y junto con la creolina solucioné el problema diario que tenía (creo mas bien fue por el producto que por el letrero), pero mi pasto exterior siempre está quemado. Ese es el problema básico del ciudadano mexicano: Ausencia de civismo y falta de respeto para convivir sanamente con su prójimo.